Andrés Calamaro: «El rock and roll no se ha aburguesado, yo sí»

El músico argentino, que estrena pódcast en la plataforma Sonora, habla en esta entrevista con El Confidencial de Maradona, las drogas, Julio Iglesias, la cultura de la cancelación.

Fuente: EL CONFIDENCIAL

demás de buenas canciones, de una estrella del rock se espera que protagonice escándalos, que tenga sus más y sus menos con las drogas, que hable sin pelos en la lengua, que genere controversias varias. Andrés Calamaro (Buenos Aires, 1961) se ha ceñido al pie de la letra a ese manual no escrito del rock’n’roll, hasta el punto de convertirse en ocasiones en un auténtico kamikaze. Pero eso era antes.

Hace ya años que el argentino está limpio, hace tiempo que dio esquinazo a sus toxicomanías. «Los excesos y yo nos reímos de las cosas que hicimos juntos, horrorizados. Estamos separados hace muchos años y no tenemos relaciones, ni cordiales«, asegura en esta entrevista a El Confidencial.

Pero en lo que Calamaro no cambia es en decir erre que erre lo que piensa, le moleste a quien le moleste, le incomode a quien le incomode. La prueba está en Ni chivatos ni membrillos, el pódcast que ahora protagoniza en la plataforma Sonora y en el que conversa con amigos como el músico El Niño de Elche, el columnista Juan Manuel de Prada y el periodista taurino Vicente Zabala de la Serna. Las charlas abarcan de lo divino a lo humano, de la religión a los toros, pasando por supuesto por la música. Y en ellas Calamaro destila honestidad brutal, como reza el título de uno de sus discos más conocidos.

PREGUNTA. Ni chivatos ni membrillos se titula su nuevo programa en Sonora. ¿De qué va? ¿Por qué ese título?

RESPUESTA. Va de música secreta, risas y conversaciones buenas. El título es código de rockeros y marginales, bandidos y librepensadores. Ahora que la delación es un deporte virtuoso, elegimos esta nomenclatura para insertar la conversación musical experta en las batallas culturales.

P. ¿Qué es lo que más odia Andrés Calamaro de los chivatos y de los membrillos?

R. No odio a nadie.

P. ¿Vivimos tiempos de chivatos y membrillos?

R. El espejismo internet es chivato y membrillo, la opinión pública se mide apenas más.

P. ¿Se ha sentido alguna vez víctima de chivatos y membrillos?

R. Lógicamente sí, mayormente los que campan en el magma digital. En persona, la calle tiene un trato amable y afectuoso conmigo.

«La cancelación es un honor para un artista libre, pero esconde la realidad dura: el cancelado paga impuestos, pero no recibe subvenciones»

P. ¿Qué opina de lo políticamente correcto y de la cultura de la cancelación?

R. Que llegó a cotas delirantes, espero que se modere en el futuro próximo. La cancelación es un honor para un artista que camina libre, pero detrás esconde la realidad dura: el cancelado paga impuestos, pero no recibe subvenciones, está acorralado o va al exilio.

P. ¿Alguna vez se ha arrepentido de alguna de sus declaraciones? Si es así, ¿de cuáles?

R. No siempre supe pronunciarme con claridad o redactar perfectamente un texto reivindicativo. Luego nunca hablo completamente en serio, tampoco completamente en broma. Ni mi mamá sabía si iba en serio o en broma con las cosas. Ni yo tampoco.

P. ¿Alguna vez se ha autocensurado?

R. La vergüenza es el límite, y ¡ni eso!

«Los antitaurinos ni saben por qué se oponen ni a qué, aborrecen un libro que no leyeron ni saben leer, les ha sido inculcado un bulo»

P. Usted no ha tenido ningún problema en declararse taurino, lo que le ha valido ser señalado por parte de los animalistas.¿Cómo lleva esas críticas? ¿Qué le gusta de la corrida?

R. Es lo contrario de un problema, estoy honrado y privilegiado. No hay cosa igual en el mundo que los toros. (….) Ocurre en Argentina: 6.000 toros se sacrifican por día en mataderos —para su uso cárnico industrial— y dicen repugnarse por seis formidables toros en la arena de las plazas. La tauromaquia es arte sublime, horma de hombres y mujeres cultos y cabales.

P. En su último disco, Dios los cría, ha grabado algunos de sus temas clásicos con artistas como Raphael o Julio Iglesias, entre otros. ¿Qué hace un rockero como usted con los reyes de la balada romántica?

R. Les estimo mucho, los admiro y los quiero. Estaba poniéndome a prueba como cantor y a mi repertorio como válido para semejante desafío.

P. ¿Qué es lo que más valora de Raphael?

R. La estatura artística y profesional que tiene, el amor al oficio. Vence al tiempo.

«No se puede ser más grande y orgulloso que Julio Iglesias. Tenemos más cosas en común de las que usted cree»

P. ¿Y de Julio Iglesias?

R. Un cantante a la altura de la leyenda de persona que es. No se puede ser más grande y orgulloso. Tenemos más cosas en común de las que usted cree.

P. ¿La música sigue siendo para usted un placer o se ha convertido en trabajo puro y duro?

R. Qué buena pregunta. Hacemos giras inhumanas y se supone que no es un trabajo duro. Luego sí, intentamos que sea un trabajo puro. No esperamos placer de las giras ni las grabaciones de discos, no es un placer, es un compromiso. El único premio es hacer las cosas bien y tener buenas sensaciones en el escenario, a veces ocurre.

P. ¿Cuál era su relación con Maradona? Tengo entendido que eran muy amigos…

R. Sí fuimos amigos, amigos fuera del fútbol, mi privilegio. Compartíamos música, risas y complicidad. No jugamos a la pelota, pero cantamos juntos. Un tesoro de persona.

«Estimo mucho a Messi, si le hiciera una canción, sus versos tendrían que ser cuidadosos»

P. Usted le hizo una canción a Maradona. ¿Le hará una a Messi ahora que Argentina vuelve a ser campeona del mundo de fútbol? Enhorabuena, por cierto.

R. Diego tenía mi edad; Leo, la edad de mi novia. ¡Hacemos buena pareja! Estimo mucho a Messi, sus versos tendrían que ser cuidadosos y emotivos. Él escucha reggae y baila con la cumbia melódica de Los Palmeras. Le he dedicado tiempo, conversaciones y pensamientos.

P. A diferencia de los rockeros de antaño, los músicos de ahora son en general poco provocadores. ¿Se ha aburguesado el rock’n’roll y por qué? ¿A usted le gusta provocar?

R. El rock no se ha aburguesado, pero yo sí. No soy un provocador, soy artista. Me manifiesto.

P. La historia del rock está repleta de excesos, usted mismo ha protagonizado unos cuantos. ¿Cuál es su relación actual con los excesos?

R. Nos reímos de las cosas que hicimos juntos, horrorizados. Los excesos y yo. Estamos separados hace muchos años y no tenemos relaciones, ni cordiales.

P. ¿Se compone igual con drogas y alcohol que sin ellas?

R. La crisis del compositor es el teléfono portátil.

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P. ¿Qué es lo que más le molesta que se diga de usted?

R. No sé qué van diciendo de mí, nunca tuve un entredicho agrio face to face. Es fácil abstenerse de la horda digital chivata, se lee otra cosas que no sean las redes de internet. La crítica musical tampoco tiene cuerpo, ahora mismo celebraría leer hasta las malas críticas, pero ni estas existen.

P. Si tuviera 20 años ahora mismo, ¿estaría haciendo trap?

R. No creo.

P. Cuida enormemente las letras de sus canciones. ¿Qué escritores le gustan?

R. Michel de Montaigne, Vicente Huidobro, Manuel Chaves Nogales, Michel Houllebecq, Alexis Pimienta.

P. Si tuviera que quedarse con una sola estrofa de sus canciones, ¿cuál sería?

R. La conocen los que la perdieron
Los que la vieron de cerca, irse muy lejos
Y los que la volvieron a encontrar
La conocen los presos
La libertad

P. ¿Por qué hacemos esta entrevista por e-mail y no en persona? Mire que no muerdo…

R. Me encanta conversar fluido, pero como entrevistado se me va la olla, no tengo orden coloquial. Contestar por escrito lleva más tiempo, no consiste en descortesía de mi parte, ¡mucho menos con usted!

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